A propósito del presupuesto federal del 2021
La Columna – Alex Esquivel M.
Afirmar, como erróneamente lo hace la mayoría, que una de las causas de la pobreza en nuestro país es la desigual e inequitativa distribución de la riqueza, a través de la aplicación del presupuesto de egresos de la federación, así como de los estados y municipios en su momento, es falso, razón por la cual la solución presentada en el presupuesto de egresos de la federación para el 2021, para atacar y disminuir dicha problemática social, es igualmente falsa como solución, pues implica aceptar, sin más y por lo menos, cuatro supuestos que igualmente son falsos.
Primer supuesto.- que la riqueza se genera de manera colectiva, lo cual, todos lo sabemos, no es cierto. Segundo supuesto.- que además de generarse colectivamente, la riqueza se genera de manera igualitaria, lo cual, también todos lo sabemos, no es cierto. Tercer supuesto.- que una vez que, supuestamente, se ha generado de manera colectiva e igualitaria, la riqueza se deposita en un arca común de la sociedad, lo cual, siempre lo hemos sabido todos, no es así. Es utópico y hasta romántico, sí, pero falso.
Cuarto supuesto.- que una vez depositado en ese fondo comunitario, digamos que aparece un personaje, digamos un administrador, que, por razones inexplicables, distribuye esa riqueza que fue generada de manera conjunta e igualitaria, de manera inequitativa: muy pocos teniendo mucho y muchos teniendo muy poco, lo cual, en el supuesto caso de que así fuera, esto resultaría en una verdadera injusticia que nadie aprobaría, no sólo porque sería injusto, sino, sobre todo, porque es falso.
Cada uno de los anteriores supuestos es falso, razón por la cual, para empezar, la afirmación de que una de las causas de la pobreza en México es la inequitativa distribución de la riqueza, también es falsa, por lo que la solución propuesta, la redistribución del ingreso, nunca ha dado los resultados esperados: acabar con la pobreza. En el mejor de los casos alivia de manera muy pasajera los efectos de la pobreza, pero no elimina sus causas.
Hablemos claro. La riqueza no se genera de manera colectiva. La riqueza, que es la producción de bienes y servicio, que van desde los frijoles y el maíz hasta los libros y el teléfono celular, pasando por las pantallas y los autos, y que generan ingresos (riqueza) por la venta de los mismos, se genera de manera individual, a lo más de grupo, pero no colectiva. Cada quien genera su ingreso y, por consecuencia, su patrimonio, parte angular de la riqueza personal o familiar.
Dada la generación personal e individual de la riqueza, la misma se genera de manera dispareja, pero de manera natural. Hay quienes, afortunadamente para ellos, tienen la capacidad de generar más riqueza que otros. Esa riqueza, generada de manera individual y dispareja, conforme a las capacidades de cada persona, no se deposita en un fondo comunitario ni nada por el estilo: esa riqueza, así generada, va a dar, directamente, al bolsillo o billetera de quien o quienes la generaron.
Y dado que la riqueza generada de manera individual y dispareja no es depositada en un fondo social común, no hay manera de que algún “administrador” la distribuya de manera inequitativa. Vamos, ni siquiera de manera equitativa, pues no es común esa riqueza, es personal, dado el esfuerzo y trabajo de cada individuo. Es más, y esto hay que dejarlo muy claro, para que se entienda perfectamente y de una buena vez por todas: la riqueza no se distribuye, ¡se genera!
Así las cosas, cabe resaltar que el grave problema de la pobreza en México, no es, de ninguna manera, la inequitativa distribución de la riqueza, como se alega, supuestamente a través de la aplicación de programas sociales por parte del gobierno a favor de los que menos tienen. Eso es una falacia populista con claro trasfondo electoral que a nadie conviene, incluida la gente pobre, especialmente en el mediano y largo plazo.
No. El problema, si esto pudiera verse y llamarse así, es la inequitativa generación de la riqueza. Y la solución, aleluya por fin este pobre periodista va a decir algo importante, radica en la generación de riqueza, no en la distribución de la misma, con el enorme reto que implica el que la generen los pobres, a partir de, por lo menos, tres condiciones, tan necesarias como fundamentales: Educación y capacitación, capitales financieros accesibles y espíritu emprendedor, con clara vocación empresarial.
Y esa cultura del esfuerzo, hay que decirlo fuerte y claro, lamentablemente no está en la idiosincrasia de la mayoría de los mexicanos, forjados bajo la realidad del menor esfuerzo, no embona en la estructura de nuestra sociedad, especialmente cuando el gobierno insiste en subsidiar dicha pobreza con el dinero que los trabajadores aportan vía impuestos, en lugar de promover verdaderos proyectos productivos que generen empleos, y consecuente riqueza, que combatan de fondo la verdadera pobreza de México. Esto es, invirtiendo en los pobres (capital humano), no malgastando 12 billones de pesos para subsidiar la pobreza.
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