Contextos: Periodismo que impulsa el desarrollo de la región

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Por Alberto Herrera
La instalación del Cablebús en Uruapan ha generado una serie de controversias a las que nadie les hace caso. Los ciudadanos que se sienten afectados con la instalación de gigantescas torres se encuentran en la más miserable de las indefensiones, como lo están aquellos otros que no están de acuerdo con que se afecten las vialidades, ya que en realidad se han convertido en un estorbo que afecta el tráfico vehicular.
Al instalar las moles de concreto que soportarán cables y cabinas el Gobierno del Estado a cargo de Alfredo Ramírez Bedolla no ha hecho otra cosa más que restarle valor a las viviendas. Esto es evidente porque se les impide a los propietarios tener en sus casas una cochera o se afecta la visibilidad de su negocio, sin contar la serie de daños estructurales a los edificios adyacentes, que en sí sería lo más grave del asunto.
La construcción del Cablebús fue una idea del gobernador Bedolla, con la complacencia del ex alcalde Nacho Campos. Para justificar su construcción, hace poco más de un año, funcionarios del gobierno del estado desfilaron por la sala de cabildo del gobierno local, para anunciar ante los medios informativos su edificación. Dejaron de venir luego de cuatro o cinco semanas, después de que un reportero les preguntó que por qué tanto interés en su justificación.
El paso de los meses ha traído consigo mucho desasosiego por la construcción de este medio de transporte. Aparte de las razones ya dichas, hay otras más, como afectación en su imagen del centro histórico de la ciudad, supuesto el enriquecimiento del cual serán objeto funcionarios estatales, entre muchas más.
Incluso, la oposición a su construcción por un amplio sector de la población fue la causa de que Nacho Campos perdiera las elecciones y Carlos Manzo se alzara con el triunfo. Este último fue un férreo detractor a su instalación, lo cual fue visto con buenos ojos por la sociedad uruapense, la cual no está de acuerdo que el gobierno estatal no haya comprado terrenos para la colocación de las torres y sí haya usado las vías públicas que son de la ciudad y de sus habitantes.
Carlos Manzo aún está a tiempo de escuchar las distintas voces de la población, para así saber si deja que siga la construcción del Cablebús o la frena de tajo. El Primer Jefe (Venustiano Carranza) instruyó la creación reformas constitucionales donde se les restituía la autonomía a los municipios para así caminar hacia la descentralización administrativa.
El fortalecimiento al Municipio Libre tuvo como objetivo su misma independencia con el fin de moralizar la administración local, así como investirla de progreso y florecimiento intelectual. Además, se plasmó que las mismas autoridades fueran originarias del lugar, con el claro propósito de que fueran las primeras en cuidar sus propios intereses.
Aquí con la construcción del Cablebús habría que analizar si esto último se cumplió o el cabildo autorizó las obras por razones de tipo político. Como quiera que haya sido, le tocará a Carlos Manzo convertirse en SuperCarlos, una especie de héroe que puede salvar de la indefensión a muchas familias que se ven afectadas con los trabajos. Defenderá, incluso, a aquellas que no están de acuerdo con la afectación a vialidades y edificios, ni mucho menos a mantos acuíferos, como lo hace la instalación de torre 45 de la calle Lago, donde moradores tienen un plantón permanente por afectación al entorno.
Una consulta pública sería ideal, en tanto frenar las obras previa consulta al cabildo por parte del alcalde independiente. Darle valor y sentido al Municipio Libre es fundamental, aun cuando sea facultad del gobierno estatal la realización de obras en Michoacán. Carlos Manzo ganó con poco más de 93 mil votos y es el momento de mostrar el músculo en defensa de los ciudadanos. Quizás el propio gobernador condicione la construcción del teleférico a la aportación de recursos para Uruapan, pero esa ya es otra historia que en su momento el alcalde uruapense tendría que ventilar con su ya clásica honestidad y su empatía ciudadana.
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