Por Olaf del Valle/#CMN
Recostado en mi camastro de estudiante, bajo el rostro sombreado del “Che” Guevara, que en poster presidía la pared principal del cuarto; en tanto me abstraía en los estudios y me preparaba para el examen de Filosofía que al día siguiente habría de sufrir en la Escuela Preparatoria; escuchando a la par las letras subversivas de Victor Jara, José de Molina, Violeta Parra y sus hermanos, entre otros trovadores latinoamericanos que interpretaban la llamada “Musica de Protesta”; decidí tomar un descanso y escuchar un acetato reproducible a treinta y tres revoluciones que mi hermano recientemente había llevado a casa: “OSCAR CHAVEZ. . . PARODIAS POLITICAS”.
¡Qué sorpresa! ¡Qué impacto! Me era difícil asimilar cómo el cantante, valiéndose de la parodia, decía en “La Cucaracha”, “La Casita” “Toda la Vida” y otras canciones, lo que por mi parquedad de lenguaje yo no sabía decir, . . . . yo no me atrevía a decir, pero lo pensaba sin poder expresarlo.
Corría el año de 1975; año de elecciones. Año en que yo formaba parte de la juventud estudiantil; juventud que formaba pensamiento crítico, inconforme y rebelde para con los estereotipos sociales imperantes en la época ; y la que, estimulada por la máxima “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”, acudía a la escuela con una boina vasca calada al estilo del Doctor Guevara de la Serna, caminando en actitud retadora y mentándole la madre con el pensamiento a cualquier representante de la Ley que nos encontráramos.
Y, sobre todo, OSCAR CHAVEZ.
Pero no sólo era un cantante subversivo. No. OSCAR CHAVEZ también fue un dedicado investigador de la música vernácula mexicana, quien, rescatando melodías ancestrales, revivió, nos entregó y nos deleitó con sus interpretaciones de piezas perdidas como “La Mariana”, “Elisa”, “San Rapayel”, “El Bergantín” “El Corrido del Conejo” e infinidad de melodías que ahora, y gracias a él, forman parte invaluable del acervo cultural musical de México.
OSCAR CHAVEZ, ¿Cómo poder agradecerte todo lo que hiciste e influiste en las juventudes de aquéllos tiempos? No lo sé.
Pero la imagen del “Estilos” queda, además de en el celuloide, en la memoria de tantos y tantos para quienes que te has erigido en ícono de la mexicanidad.
Se nos fue el penúltimo Caifán. Sólo nos queda el “Azteca”.
Larga vida al “Azteca”, y un agradecimiento por tu vida; un tributo para ti OSCAR CHAVEZ.
Nunca te lloraremos lo suficiente, pero siempre estarás presente.
HASTA SIEMPRE, MI “ESTILOS”; HASTA SIEMPRE, OSCAR CHAVEZ.
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