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Apremiante garantizar la vida de las personas, sus libertades y la protección de su patrimonio: Víctor Manríquez

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-Recordó que la seguridad pública, la procuración e impartición eficaz de justicia, y el respeto y reconocimiento a los derechos humanos requieren de una activa participación ciudadana

Resulta apremiante garantizar la vida de las personas, sus libertades y la protección de su patrimonio, pues el Estado Mexicano ha dejado de hacerlo pese a que éstos son los propósitos elementales que le dieron origen, recalcó el diputado Víctor Manríquez González, integrante de la LXXV Legislatura del Congreso del Estado.

El diputado de Movimiento Ciudadano recordó que la seguridad pública, la procuración e impartición eficaz de justicia, y el respeto y reconocimiento a los derechos humanos requieren de una activa participación ciudadana.

“La tranquilidad y la paz social son condiciones indispensables para la viabilidad de cualquier propósito humano, el problema es que la delincuencia organizada y la impunidad han disminuido considerablemente la confianza de la población en los órganos de procuración e impartición de justicia y en las corporaciones policíacas”.

Víctor Manríquez lamentó que en respuesta, las autoridades civiles hayan abdicado de su responsabilidad de garantizar la seguridad pública y hayan trasladado esa tarea a las fuerzas armadas a través de decisiones que se han apartado de nuestro marco constitucional.

“Los órganos de procuración e impartición de justicia viven permanentemente presionados, y en algunos casos, penetrados por la delincuencia organizada, lo que limita la acción del Estado en su combate; a lo que se suma el desequilibrio que aún persiste en la correlación de los poderes Ejecutivo y Judicial, lo cual obstaculiza la autonomía de este último y pone en tela de juicio el principio de imparcialidad en sus decisiones”.

El legislador apuntó que todos estos factores, aunados a la creciente vulnerabilidad de los derechos humanos, han dado lugar a una atmósfera de inseguridad asfixiante y a la evidente pérdida de la tranquilidad y paz públicas, circunstancia que tensa y rompe el tejido social.

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