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El regidor Antonio Chuela Murguía, como la Chimoltrufia

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Alberto Herrera
A estas alturas de la noche al regidor perredista Antonio Chuela Murguía le debe estar sangrando la boca de manera profusa. Resulta que durante el segundo informe de gobierno de Nacho Campos, el cual fue rendido la tarde de este martes en la sala de regidores del palacio municipal, aprovechó el espacio que la ley le confiere para proferir una serie de cuestionamientos, que sin pensarlo también cayeron sobre su persona como si se tratase de dardos envenenados.
Chuela Murguía, en un intento por levantar ámpula y aprovechando el espacio que los medios informativos le cedían al evento, criticó ácremente y de manera directa a Nacho Campos, quien en ese momento contaba con la presencia del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla. Le restregó al alcalde la falta de seguridad como si ésta se tratase de algo exclusivo del municipio de Uruapan, cuando todo el pais está prácticamente incendiado por el crecimiento de las bandas delincuenciales.
Chuela Murguía en el afán de ser el protagonista de la tarde, se puso a criticar aspectos que él mismo mantuvo en el silencio cuando fue secretario del Ayuntamiento durante la gestión de Víctor Manriquez. Estos reflectores que buscó en su loco afán de llevarse los aplausos se convirtieron al final de cuentas en rechiflas del auditorio y espectadores, quienes vieron el mal gusto del regidor al tomar la tribuna por casi 15 minutos cuando por razones de tiempo y de legalidad le correspondían únicamente cinco.
Lo malo de todo ello es que no utilizó la tribuna de una manera inteligente, sino lo hizo para alardear y calentar los ánimos, aunque quizás por su mente pasó el destello de que la bravuconería era una buena idea para catapultarse a la presidencia municipal de Uruapan para el próximo período de gobierno. O bien pudo haber sido la consigna de su jefe máximo, el diputado Víctor Manríquez, cabeza de un proyecto donde figuran el mismo regidor, Miguel Ángel Paredes, entre otros más.
Pero con todo ello lo único que exhibió Antonio Chuela es ese dicho de que cuando escupes para arriba te cae a ti mismo el escupitajo, es decir, le criticó a Nacho Campos lo que ellos mismos como PRD, en su carácter de gobierno, dejaron a los uruapenses. No hay que olvidar que durante los seis años en los que el regidor perredista fue funcionario no hicieron otra cosa más que parchar calles, hacer tramos pequeños de concreto hidráulico y dejar crecer esa inseguridad de que tanto hoy hizo énfasis, como si hubieran dejado un municipio ejemplar.
Desde Aldo Macías con su política de matracas y cartulinas, hasta los seis años de Manríquez, incluido Chuela Murguía en el gobierno, la ciudad no se pudo desarrollar. Calles en pésimo estado, nulos programas de crecimiento, corrupción (evidenciada por el actual diputado Carlos Manzo), inseguridad, entre muchas cosas más, fue la herencia que le dejaron al actual gobierno de Nacho Campos.
Hoy día la ciudadanía puede juzgar un gobierno que a estirones busca resarcir en poco tiempo lo que se dejó de hacer por casi una década. Cada quien puede ver el vaso como se le antoje: medio lleno o medio vacío. Obviamente Chuela es de los que lo ven medio vacío, es decir, de manera pesimista, pese a que él de nueva cuenta forma parte del gobierno que rige la ciudad. Claro, en tiempos de Manríquez lo veía completamente lleno.
Algo que nos llena de gusto es que el gobernador dio su respaldo a Nacho Campos y aseguró la construcción del Cablebús. De lo demás que cada quien juzgue las cosas como mejor le parezca para no meternos en entuertos. Pero no se vale que siendo parte del gobierno durante nueve años, primero diga que todo está bien y ahora que no, pues entoces se asemeja a la Chimoltrufia, pues este regidor nos deja en claro que conforme dice una cosa dice la otra, según sean sus conveniencias políticas.
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