Más tardes como la de ayer para los uruapenses

Cientos de familias vivieron ayer una de las tardes más maravillosas y tranquilas desde que se tenga memoria en la ciudad de Uruapan. Bajo el cielo azul, límpido, como todos los del mes de abril, el primer cuadro de la ciudad desde temprano se atestó de gente, de niños y grandes, quienes además de apreciar el desfile de la Tzinskuari Kuinchekua (fiesta resurrección), también pudieron disfrutar de todo aquello que también nos proporciona placer: la comida.

Recorrer el centro -el cual atinadamente fue cerrado el acceso a vehículos por el gobierno de Nacho Campos-, fue un verdadero placer. En las plazas Mártires de Uruapan y en la Morelos cientos de vendedores exponían por último día todo tipo de obras de arte elaboradas en madera y barro. Era prácticamente el último día del espectacular Tianguis Artesanal, el más grande de latinoamérica y el más bello del mundo.

En los portales predominaba la venta de una gran variedad de exquisitos antojitos, desde elotes preparados de diversas formas hasta el pan artesanal, sin descuidar que a unos pasos estaba en todo su apojeo el Mercado de Antojitos. Para los pequeños los globos con sus diferentes figuras, las nieves, las palomas que son parte del céntrico paisaje y que son atractivo básico para los chiquitines que siempre corren a ahuyentarlas.

Para los más cultos -y para los que no lo somos también-, una orquesta tocaba casi al pie del monumento a la bandera. Interpretaba de una manera magistral música purépecha y hasta algunos tangos que arrancaron aplausos entre los cientos de asistentes que gozaron de los acordes musicales cómodamente sentados. En fín, fue una buena tarde que tuvo su punto culminante con el desfile y la presentación de la Tzinskuari Kuinchekua (fiesta resurrección).

A la cabeza de éste venía el alcalde Nacho Campos y su esposa Yadira Ramírez, artífices de toda la escenografía que se vivió ayer en el centro. Por supuesto, para realizar este magistral cuadro de la vida real, se contó con la ayuda de todos lo que fuimos parte de ese instante en la historia de Uruapan. Ojalá vengan muchas más tardes como la de ayer, pues las familias uruapenses las necesitamos y eso nos enorgullece como ciudadanos de un municipio sin igual.