Por Carlos A. Montaño
La vida en este planeta está cambiando drásticamente, se están arrasando los bosques, destruyendo a la biodiversidad, se contamina sin miramiento y sin preocupación los manantiales, ríos, lagos y mares; la humanidad está dormida, sumida en los problemas, como las pandemias, la violencia e inseguridad, en tanto que los políticos sólo buscan hacerse cada día más, de mayor poder y dinero.
Parece que nada importa, ni a dónde vamos, cómo caminamos en este mundo y qué queremos… Se vive sin rumbo, sólo se piensa en tener más y más bienes inmuebles, artículos, autos, viajes y dinero…
La mayoría de los políticos no piensan en la sociedad o a quienes gobiernan; sólo buscan su bienestar personal, sin pensar en el desarrollo real de comunidades, pueblos, colonias y ciudades; es lamentable que ya no tienen amor a nada, ni a sus institutos políticos, ni a sus seguidores, vivimos en un mundo en donde todos utilizan a todos.
Hace unos 25 años se veía mal que algún político dejara a su partido para irse a otro; pero ahora eso es algo muy normal y se hace sin ningún recato, un ejemplo de ello es Juan Carlos Barragán, que en poco tiempo brincó de un grupo a otro, igual que de otro partido, sólo para asegurar una posición.
Los partidos políticos, sobre todo la chiquillería, reciben de dulce, de chile y de manteca, y lo hacen porque no tienen gente y en los municipios son una buena alternativa para aquellos que aspiraban una posición en su partido y que no fueron elegidos, y de inmediato buscan al instituto político que no tiene candidato.
Pero esto ya lo sabe la ciudadanía, hay una gran descomposición político-partidista; ya no hay lealtad, eso parece ahora un asunto del pasado; nuestros Gobiernos, a nivel nacional, estatal y municipal, parecen un gran Frankenstein, están conformados por cuerpos con piezas del PRI, PAN, PRD, MC, Morena y de otros partidos.
Más que partidos, ahora nos Gobiernan grupos de poder, que han podido conservar estructuras, más allá de los partidos políticos. Ojalá que los que definen las reglas, pudieran establecer candados, ya que es fácil que en lo oscurito se hagan “acuerdos” con grupos fácticos y tengan acceso a inclinar la balanza para uno u otro lado, es necesario y urgente que la población sea quien defina, quien nos debe gobernar.
Los partidos deberían establecer candados para que sus candidatos, militantes y liderazgos no puedan cambiarse de partido y menos acceder a una candidatura o cargo de Gobierno, si andan de un lado para otro; se debe acabar con el oportunismo y la deslealtad política… Hasta la próxima.
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