RAFAEL MORALES GONZÁLEZ
REGIDOR DE MÚGICA
28 de abril de 2021
Cauta y sigilosa es mi pluma, así ha sido en diversos temas, pues, como dijera aquel gran hombre, entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz. Por tal motivo, siendo siempre respetuoso de personas, instituciones y amigos, cuidamos, no ignorando el derecho a la libertad de expresión, pero sí, valorando la sensibilidad política y las apremiantes circunstancias que atañen a todos los ciudadanos entendidos, a los librepensadores y al pueblo común, manifestamos que, no todas las mujeres y hombres son buenos, precisamente por ser seres humanos, inmiscuidos en asuntos de diversa índole, de familia, de trabajo, de cambio social, siendo siempre de naturaleza efímera e imperfecta, inclinados a los vicios y a las pasiones desde niños. Sin embargo, las instituciones, por el contrario, en tratándose de los partidos políticos, así como las normas, leyes y reglamentos, bajo las cuales fueron concebidos, son letra viva, leyes perfectas y hermosas, admiradas más allá de nuestras fronteras. Lamentablemente, la imperfección humana y las ambiciones personales corrompen las bien armadas leyes nuestras, dando paso así a un sistema corrompido, arraigado en lo más profundo de los sótanos políticos, en las misteriosas y oscuras cavernas de las relaciones públicas. Es por eso que, todo ente político, todo candidato, debe fortalecer su imagen, no en un partido, sino en sus propios valores como persona, en aquellas buenas costumbres que de familia debió heredar: la humildad, la honestidad, la honradez, la comprensión y el respeto por los demás, por aquellos que son y piensan diferente. Nunca debiendo faltar el amor por su pueblo y la firme convicción de que ser funcionario público es para servir a esas gentes que en él depositaron su confianza, no para servirse de ellos, sólo cuando los necesita.
Cicerón, el gran orador romano decía que, la principal fortaleza de un político estriba en su calidad moral, y coincido con él. Cómo podemos señalar y escandalizarnos en otros de ciertas prácticas, cuando en nosotros mismos, cotidianamente son observables.
Concluyendo, todo partido político es bueno, no todas las personas que militan en esos partidos políticos son buenas. Por lo tanto, parece que queda claro que, el problema en nuestra sociedad estriba, no en los partidos políticos, no caigamos en ese error, sino en las personas que militan, representan y corrompen la maquinaria y política interna de los partidos.
Por lo anteriormente dicho, como ya se deduce, la verdadera fortaleza de todo candidato radica en su calidad moral, en sus hechos, no en sus dichos, en la veracidad e inmutable firmeza de sus compromisos, en el empeño y cumplimiento de su palabra.
Ánimo, señoras y señores candidatos! La mejor de las suertes para todos! Que ganen los mejores…
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