HIJO PREDILECTO DE FRANCIA
POR RAFAEL MORALES GONZÁLEZ
REGIDOR DE MÚGICA
8 DE OCTUBRE DE 2020
Por naturaleza el ser humano es curioso. Desde los tiempos más antiguos, en aquellos evos recónditos, que seguramente dejaron registro en el genoma humano, en lo más profundo del ADN, el ser humano, a través de su evolución, significativamente dejó pruebas tangibles, a lo largo y ancho del planeta de su búsqueda de la verdad, de lo desconocido, de aquello que le atemorizaba o preocupaba, de aquello que le era fatal y terrible, para adorarlo, para conocerlo, para palparlo y contemplarlo, para familiarizarse con él, para encontrar en él la bondad o para destruirlo. Sin duda alguna el ser humano, a partir del momento en que se dio cuenta de que existía y empezó a articular un lenguaje y a pensar, y asimismo a darse cuenta de que era él el único responsable de su supervivencia, tuvo que recurrir a la imaginación, a la superstición, al mito, y a todo lo que tuviera que recurrir para conservar su existencia. Y gracias a Dios que así lo hicieron, si no, no estaríamos aquí, leyendo estas líneas.
Con el paso de muchos milenios, el ser humano fue siendo más humano. Construyó casas para vivir, y dejó de habitar las cuevas, y toda esa historia que ya sabemos… Mas, recientemente, en el transcurso de los últimos siglos, la humanidad, trascendió significativamente, a partir de la Revolución Industrial. De eso no cabe duda, que, la forma de vida que hoy en día gozamos se la debemos a los grandes pensadores, científicos e inventores, obviamente y no menospreciaremos ni dejaremos de reconocer el gran mérito que a pulso se ganaron los grandes filósofos de la antigua Grecia; pues, en gran medida fueron ellos quienes sentaron las bases de casi todos los temas que hoy en día nos ocupan: ciencia, astronomía, geometría, matemáticas, arquitectura, derecho, física, filosofía, teología, y algunas otras cosas.
Pero bueno, ya hablamos un poco de lo general, considero pertinente ir abordando el tema que nos incumbe. En otras palabras, “a lo que te truje Chencha”.
Es nostálgico, al menos para mí, leer cómo en hace apenas un poco más de cien años, los grandes buscadores de la verdad, como Luis Pasteur (1822-1895), rastreadores de lo oculto y de todo aquello que le hiciera mal al hombre, se apasionaban, sin descanso, casi sin comer y sin dormir, sin tregua alguna, contra aquello que en su momento, bueno, todavía, porque la existencia de los microorganismos sigue siendo una novedad, tratando de encontrar la cura, o mejor dicho, la prevención a los males que en su momento les causaron infinidad de microorganismos: como la viruela, el cólera y la rabia, entre muchas otras calamidades.
Luis Pasteur, apoyado por sus asistentes Roux y Chamberland, files ayudantes suyos, vieron cómo su maestro, Pasteur, emprendía titánicas y casi fantásticas batallas contra microorganismos que ni siquiera podían ver en su tiempo, aún apoyados con los mejores microscopios de la época. Sin descanso trabajaban, casi hasta la locura, buscando remediar los males de su tiempo, males que hoy en día continúan, pero que, la mayoría de ellos son controlados, gracias a los esfuerzos suprahumanos de grandes hombres como Luis Pasteur.
Es precisamente, Luis Pasteur, químico y biólogo, a quien se le considera el fundador de la microbiología, y no es para menos, pues, sus esfuerzos inhumanos por ganarle la batalla al Carbunco, demostrando que este es causado por un bacilo, el cual era posible debilitarlo y una vez atenuado se podía vacunar en los animales enfermos, lo que volvía a esos animales vacunados inmunes a los ataques del Carbunco. Pasteur pudo demostrar que, los microbios tienen un periodo de vida, y que, cuando estos comienzan a envejecer se debilitan, y es precisamente ahí el momento en el que, cualquier investigador serio, que se dedique verdaderamente a la ciencia, puede utilizar estos microbios atenuados por su propio y natural estado biológico, para crear con ellos alguna vacuna que permita contrarrestar los efectos de los microbios de su misma especie. Sabiendo esto, me sorprende lo que actualmente está pasando en el mundo. Si eso se descubrió hace más de cien años, antes de que existieran microscopios de última generación como los hay hoy en día.
Creo que, si viviera Luis Pasteur, quien en 1880 descubrió un microbio interesante, responsable de la muerte de millones de aves de corral, de gallinas pues, el cual, parecía sólo un puntito vibrante ante la lente más poderosa de su tiempo. Dicho microbio era el causante de la cólera de las gallinas, y pudo Pasteur, observar en uno de sus experimentos, en un caldo de carne de gallina cómo en unas cuántas horas algunos microbios cultivados se convirtieron en millones de la misma especie. Algunas líneas de este párrafo las parafrase del libro “Cazadores de Microbios”, del Doctor Paul de Kruif.
La idea de escribir el presente trabajo se debe a que, estamos viendo la mortandad que se divulga a diario en los medios de comunicación a causa del Covid-19, y habiendo leído a Pasteur y a otros estudiosos de la ciencia, m parece verdaderamente sorprendente que, no hayan logrado nuestras eminencias científicas, de todos los países del mundo encontrar una cura confiable y certera que impida que los alarmantes números de muertes en el mundo sigan creciendo.
En México llevamos más 82,726 casos oficiales, aunque voces extraoficiales dicen que rebasamos los 200,000 fallecidos, por Covid-19; en Michoacán 1756 muertos; y en el mundo 1,052,998.
Información sobre el Covid-19 actualizada el día jueves, 8 de octubre de 2020, a la 1:10 am.
Notas Relacionadas
Impulsa Julio César Conejo Alejos el emprendimiento en Morelos
Conmemora Quiroga 114° Aniversario de la Revolución Mexicana
Conmemoran en Los Reyes 114 años de la Revolución Mexicana