“Pinceladas y más“

Me rindo nada más porque me lo pide mi madrecita santa, y por no matar dos o tres cristianos.

Y Juan Camaney se rindió; pues ya se le habían agotado las municiones y tenía un balazo en un brazo y otro en una pierna, además de estar rodeado de federales por todos lados.
¿Verdad que tomó la mejor decisión?

Pero: ¿qué tal, si en lugar de rendirse se pone a gritar pidiendo ayuda a los vecinos del lugar? ¿Creen ustedes que alguien metería la mano para auxiliar a alguien que durante más de 16 años los tuvo amagados, apoyado en su bravuconería y lenguaje embaucador? ¿Y que creen que pasó? Pues, que en toda la región se sintió un agradable alivio, y libertad de movimiento, pues las personas ahora ya podían manejar sus asuntos de negocio sin temor a que un desaforado y resentido social se los pudiera arrebatar.

Quiero decirles, que por temor a ser plagiados o asesinados, bastantes personas que tenían sus huertas y ganado, se tuvieron que salir, abandonándolo todo, dejando sin trabajo a muchas familias que los apoyaban.

Así que, ¿cómo la ven?

Pues como prometí no tocar asuntos relacionados con la política, les dejo tarea para que lo interpreten como mejor les acomode.

Y es que: “no me gusta el modito”.

“Ánimo”.